El futbolista argentino ofrece una rueda de prensa en el Camp Nou para despedirse, acompañado por su familia y sus compañeros del Barca
LaLiga pierde a Leo Messi, el mejor futbolista de la historia, debido al encadenamiento de las dos crisis económicas más duras, seguramente también de la historia. Miles de familias en España (y en todo el mundo) sufrimos la debacle económica del 2008 y, casi sin tiempo de recuperación, el Covid-19 se ha cebado de nuevo con una sociedad a la que, mayoritariamente, siempre le quedó el fútbol como válvula de escape a tanto sufrimiento y penalidad.
Pero el fútbol, como tantas otras cosas de la vida, también ha sido y es, objeto de una crisis que amenaza con cambiar el estatus del propio deporte en nuestro país. Habrán algunos que opinarán que es lo mejor para compensar el desequilibrio que se genera entre unos pocos con respecto al resto de ciudadanos. Pero eso pasa en muchas otras profesiones y situaciones de la vida y los proyectos salen adelante. Si bien es cierto que cabe lamentar el adiós a nuestro fútbol del astro argentino, también lo es que evitar la desaparición de muchos clubes está en reconducir sus economías y adaptarlas a la realidad social.
Las cifras astronómicas que se barajan en el fútbol se situan lejos de toda lógica y ponen en peligro la supervivencia del más pintado. Lo detectó rápido Peter Lim en el Valencia y aplicó un rodillo económico adecuado a los tiempos que corren. Y será una cuestión de tiempo, del que haga falta, para que esa situación se revierta, el club atienda todas sus obligaciones y luego pueda atender a su crecimiento estructural y deportivo. Real Madrid y Barça ya están pagando los desmadres de las últimas décadas y también aplican decisiones drásticas desde hace un año, tiempo que se antoja insuficiente porque, como vemos, les está llevando a una importante pérdida de potencial deportivo. Y va a pasar en otros grandes clubes, al tiempo.
Los clubes profesionales de España (42 hasta ahora), asociados en la LaLiga que tan acertadamente dirige Javier Tebas, tienen que apostar por otro modelo de negocio que no esté basado únicamente en dos grandes conceptos: ingresos por televisión y por abonados. En Italia son sociedades anónimas que cotizan en bolsa. En Inglaterra además, se apuesta por los clubes-estado, comprados por sociedades o personas jurídicas con una enorme capacidad de endeudameinto pero con la misma proporción de exitosa gestión. Y hay que apostar –como hace Lim– por las academias propias, generar valor propio para poder exportar y consolidar las entidades anónimas deportivas.
Se va Leo Messi y los aficionados españoles perdemos en calidad futbolística. Ha sido un privilegio poder disfrutar y ser coetáneo del mejor jugador de todos los tiempos. Pero es lo que hay. Un club como el FC Barcelona, endeuado tan peligrosamente como para poder entrar en barrena y pasar muchos años en la mediocridad, no era ya capaz de atender una ficha de 160 millones. No está nada lejos de esa situación el Real Madrid y otros en los proximos años. Porque el fútbol no puede ser concebido por la máxima de Luis Aragonés de ganar, ganar y volver a ganar. Ese es el error y lo acabamos de ver en los Juegos Olímpicos en los que el principal argumento es competir, competir y volver a competir. Y las alegrías han sido inmensas. Eso es deporte. Lo otro son castillos de arena que tarde o temprano se derrumban y nos pueden dejar sin nada.