Rosa Muriel/ASÍ ES LA VIDA
Es cierto que no podemos trazar la ruta de nuestros hijos. Lo que si podemos hacer es ayudarlos a que lleven un buen equipaje, lleno de humildad, solidaridad, honestidad, disciplina, gratitud y generosidad.
Podemos desear su felicidad, pero no ser felices por ellos. No podemos seguir su travesía, ni ellos descansar en nuestros logros.
Los hijos deben hacerse a la mar desde el puerto donde nosotros hemos llegado y partir en busca de sus propias conquistas y aventuras con la preparación suficiente para navegar un largo viaje llamado vida.
Que difícil es soltar las amarras y dejar zarpar el buque !!!!! Sin embargo, el regalo de amor más grande que podemos dar a nuestros hijos, es la autoestima.
Buen viaje…buen viento y buena mar.