Antonio Silvestre / DESDE MI AZOTEA
Llegó en silencio y sin armar ruído. Facundo Roncaglia se ha hecho indiscutible en la defensa; ha jugado con Garay, con Gabriel Paulista y con Diakhaby sí, pero él nunca falla. Él lo tiene claro: cortar y tocar, ser contundente y hacerlo fácil, que es lo que se le pide a un central. El domingo en Mestalla contra los leones (que más bien parecieron gatitos), Facundo volvió a decir «aquí mando yo, hasta aquí habéis llegao» y así fue y así es como el Valencia durmió el partido primero, para después, en dos zarpazos, de Rodrigo y Gameiro (que empiezan a espabilar), llevarse 3 puntos importantísimos para ir escalando puestos hacia Europa.
Poca cosa les puedo contar del Athletic ya que, entre las marrullerias de Raúl García (se peleó con medio Valencia) y con muy poco fútbol exhibido durante los 90 minutos, fue siempre superado por un Valencia en modo subidón tras clasificarse para la Final de Copa.
Eso sí, Marcelino sigue sacando pecho en las ruedas de prensa y quiere convencernos de que así han sido muchos partidos «pero no se acierta arriba». No, no y no. No, señor Marcelino, usted sigue teniendo el equipo con carencias para atacar a defensas escalonadas, que vienen a Mestalla a defender, a por un puntito y si toca la lotería, a por los tres. ¿Que el otro día se tuvo mas acierto que en otras ocasiones?. Sí y muy posiblemente por el estado de ánimo de la plantilla e insisto, porque FACUNDO ECHÓ EL CERROJO.