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En otra temporada de incomprensible política deportiva de Peter Lim, el equipo se presenta al inicio de la liga con una plantilla sin refuerzos, inexperiencia en ataque y el carácter ganador de su técnico
ANTONIO CASAÑ
Lo que está haciendo Peter Lim con el Valencia no tiene explicación alguna. Porque vistos sus movimientos durante este verano, afrontará esta nueva temporada exclusivamente agarrado al influjo de Rubén Baraja y de Mestalla, y al empuje de su cantera para seguir siendo un equipo comparsa sin más aspiración que la permanencia.
La previsible marcha de los cedidos Samuel Lino, Justin Kluivert y Nico González, titulares habituales en el tramo final de la pasada campaña, y la salida también de jugadores con peso como el uruguayo Edinson Cavani, el estadounidense Yunus Musah o Toni Lato han mermado la calidad y experiencia que tenía la plantilla, que ya no era demasiada como demostraron las dificultades que tuvo para no ser uno de los tres últimos clasificados. También han salido Ilaix Moriba o Iago Herrerín aunque su influencia deportiva era mucho menor.
Además la entidad quiere dar salida, bien porque no cuenta con ellos bien por ahorrarse su ficha, a otros jugadores como Marcos André, Samu Castillejo, Uros Racic o Eray Cömert.
Para compensar, de momento, el club ha apostado por Pepelu, que llega del Levante con una calidad contrastada pero con menos de treinta encuentros en Primera, y ha ejercido la opción de compra sobre el central turco Cenk Özkacar, también con escaso recorrido en la élite del fútbol español.
También se espera que en el tramo final del mercado pueda llegar algún otro refuerzo a un coste muy medido, aunque parece descartado que lleguen jugadores diferenciales vista las apreturas económicas que vive el club.
Tanto el capitán Jose Luis Gayà como el propio Rubén Baraja admitían públicamente la necesidad de fichajes que tiene el equipo para subir el nivel de su plantilla. El técnico aún mantiene su confianza en el que el club sea capaz de concretar las operaciones que tiene en marcha, ya que aseguró que éstas son más que necesarias sobre todo en la parcela ofensiva, donde la lesión para los próximos tres o cuatros meses de Alberto Marí ha dejado aún más debilitado al equipo en la zona de delanteros.
De momento, Baraja ha tenido que promocionar a nuevos canteranos. Si la pasada campaña echó mano de Javi Guerra, Fran Pérez, Diego López y Alberto Martí ahora se les han unido jugadores como Martín Tejón, César Tàrrega, Rubén Iranzo, Pablo Gozalbez o Hugo González, entre otros.
El empuje y el desparpajo de los jugadores que suban al primer equipo y una conciencia clara de que no puede haber otro objetivo que la permanecía, además de la confianza en Baraja serán las armas del equipo que, eso sí, volverá a contar con el apoyo de la afición.
Lejos de dejar solo a un equipo que hace no tanto peleaba por la Champions y pese a su abierto enfrentamiento con el máximo accionista Peter Lim por su mala gestión, el Valencia arrancará el curso con más abonados que la pasada campaña, cuando ya su apoyo fue vital dentro y fuera de Mestalla.
